Enfermedad inflamatoria pélvica (EPI).
A propósito de un caso, de una mujer en edad fértil quien consulta por dolor abdominal.
Por: Ronald Paul Torres Gutiérrez
El dolor abdominal es un síntoma inespecífico que puede sugerir múltiples enfermedades, es así que por sí solo no aporta datos suficientes para determinar una posible causa desencadenante. Por todo esto, los médicos deben interrogar por los síntomas y síndromes acompañantes que en ocasiones no son relevantes para el paciente. Como fue el caso de esta mujer que acudió a la consulta donde fue valorada inicialmente por su médico (Varón),a quien evitó mencionar su problemas asociados como fueron aumento del flujo vaginal y dolor durante la práctica sexual; Fue tratada inicialmente como una abdominalgia inespecífica con analgésicos habituales, sin mejoría clínica. Retorno unos días después con aumento del dolor abdominal y cefalea , en esta ocasión comento a su médico todos los síntoma asociados, dando como diagnostico une enfermedad inflamatoria pélvica la cual fue tratada adecuadamente y la paciente presento mejoría total.
La enfermedad inflamatoria pélvica: Es una enfermedad producto de la contaminación del útero y anexos por bacterias, habitualmente Clamidia T. o gonorrea, en ocasiones por prácticas sexuales de riesgo, múltiples contactos sexuales y en otras ocasiones como consecuencia del parto, aborto, introducción del DIU (Dispositivo intrauterino como anticoncepción), biopsia de endometrio, etc.
Se dice que 1 de cada 8 mujeres menores de 20 años cursa con enfermedad inflamatoria pélvica, también conocida como Salpingitis. Se considera actualmente la enfermedad de transmisión sexual más frecuente del mundo. Se cree que un 20 – 40 % de las mujeres sexualmente activas han estado expuestas a clamidia T. y que solo un 25 % de las pacientes presenta clínica típica.
Los síntomas cardinales de la enfermedad son Fiebre, Dolor y sensibilidad de la pelvis y parte baja del abdomen o lumbalgia, y cambio de la secreción vaginal.
Existen otros síntoma acompañante más inespecíficos, como son: relaciones sexuales dolorosas, náuseas y vómitos, escalofríos, cólico menstrual, sangrado vaginal inusual, dolor al orinar, pérdida del apetito, etc.
El diagnóstico inicial es clínico y precisa de una exploración vaginal y del cuello uterino, se puede acompañar de pruebas de laboratorio, cultivos y pruebas de imagen.
El tratamiento es médico con antibióticos habitualmente de amplio espectro, para evitar posibles complicaciones a largo plazo, como puede ser el dolor pélvico crónico, la infertilidad y el embarazo ectópico. En pocos casos la paciente puede precisar de cirugía.
En conclusión en tratamiento de la enfermedad inflamatoria pélvica, es la prevención de riesgo de sufrir contagio a través de las relaciones sexuales de riesgo. Control por su médico de atención primaria y matrón(a) sobre todo si existe presencia de síntomas sugerente de enfermedad inflamatoria pélvica y así evitar las posibles complicaciones con un tratamiento adecuado.
Artículo publicado en la Revista Ávila en Salud ©
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